Cuando todo parece hundirse, buscas desperadamente esa puerta a la felicidad, de cierta forma a la “salvación”, para vivir todos esos momentos por lo menos una vez más.
Cuando todo parece ir mal, es cuando más cuesta actuar correctamente, pero hay que luchar hasta el final, hacer oidos sordos a palabras necias, y contar diez antes de hablar, aunque a veces cueste más, porque seguramente hay formas más correctas de decir las cosas, pero no no las piensas. Eres demasiado impulsiva.
Una lágrima resvala por tu mejilla porque no ves solución y la situacion te supera aunque ausenta la culpa de alguno. Pero para algo estamos aquí, ¿Quizas para luchar por lo que se quiere? Pensemos que si.
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