martes
¿A dónde llegaríamos?
Al subir al bus pusieron una película. Es difícil que una película sucumba a la tentación que produce en mí el maravilloso paisaje deslizándose ante mis ojos y un puñado de buenas canciones. Aquí estoy mirando por la ventanilla, escuchando música y escribiendo unas líneas. Los molinos giran sin cesar alzándose al infinito; las nubes, curiosas almas en pena, transportan nuestros sueños. Esos enormes puñados de tierra marrón rojiza se expanden a largo de cientos de kilómetros pareciendo no tener fin. Los árboles en sus más diversas formas y colores, largas llanuras de cemento a las que llamamos carreteras dando sensación de libertad. ¿Alguna vez te has preguntado a dónde llegaríamos si siguiéramos las carreteras hasta el final?
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